LA GENERACIÓN DEL 50
Los poetas de esta generación rechazan la poesía social, le reprochan su prosaísmo y apuestan por una poesía más personal y más íntima (Bécquer), aunque tienen también una preocupación ética por la situación de España, pero su postura es más distanciada, irónica y escéptica.
Los poetas de esta generación rechazan la poesía social, le reprochan su prosaísmo y apuestan por una poesía más personal y más íntima (Bécquer), aunque tienen también una preocupación ética por la situación de España, pero su postura es más distanciada, irónica y escéptica.
- Conciencia crítica y actitud ética.
- Resignación y escepticismo.
- Ironía.
- Poesía como medio de conocimiento de la realidad.(Valente).
- Tono poético narrativo.
- Lenguaje artístico basado en la naturalidad (lengua coloquial y familiar).
- Poetas meditativos. reflexionan sobre el paso del tiempo, sobre la infancia feliz, sobre el amor, sobre la amistad. Sus temas proceden de la indagación de la subjetividad y de la experiencia personal.
Grupo de Madrid: José Ángel Valente, Ángel González, Claudio Rodríguez, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Gamoneda, Carlos Sahagún, Francisco Brines, Félix Grande...
Grupo de Barcelona: Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo y Carlos Barral (poeta y editor).
JAIME GIL DE BIEDMA
El poeta medita en muchos de sus poemas sobre el paso del tiempo con una mirada irónica. En este poema formado por tres estrofas de cuatro versos endecasílabos y heptasílabos cada una en el que contempla desde su madurez el paso de la vida para llegar al final del verso y reafirmar lo irreversible del paso del tiempo (envejecer, morir). La oposición juventud-madurez atraviesa todo el poema Angustiado al comprobar que la vida consiste en pasar ("pero lo nuestro es pasar" como dijo A. Machado) y, sin salida, recurre a la ironía como una vía de escape. Utiliza un lenguaje conversacional y antirretórico, pero elegante y preciso.
No volveré a ser joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, era tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, era tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Oigamos al poeta recitar:
Escuchemos también a Loquillo:
POR LO VISTO
Por lo visto es posible declararse hombre,
Por lo visto es posible decir no.
De una vez y en la calle, de una vez, por todos
y por todas las veces en que no pudimos.
Importa por lo visto el hecho de estar vivo.
Importa por lo visto que hasta la injusta fuerza
necesite, suponga nuestras vidas, esos actos mínimos
a diario cumplidos en la calle por todos.
Y será preciso no olvidar la lección:
saber, a cada instante, que en el gesto que hacemos
hay un arma escondida, saber que estamos vivos
aún. Y que la vida
todavía es posible, por lo visto.
(Gil de Biedma.LA HISTORIA PARA TODOS)
En otras ocasiones, crea un yo poético observador y escéptico que se desdobla en un yo observado.
CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno*, (*Hombre despreciable, necio.)
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco…
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno*, (*Hombre despreciable, necio.)
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco…
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
PANDÉMICA Y CELESTE
quam magnus numerus Libyssae arenae
…………………………………
aut quam sidera multa, cum tacet nox,
furtiuos hominum uident amores.
Catulo, VII
Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!
Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !
Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.
Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones…
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goûtée à ce mal d’être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.
Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.
Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.
Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.
Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.
Jaime Gil de Biedma
ÁNGEL GONZÁLEZ
Eso era amor
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ
Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...
“Fui un mísero afligido desde mi mocedad,
“siempre lleno de espanto, lleno de tristeza…” .(Salm., 88, 16)
Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste,
y mi padre decía,
mirándome y moviendo
la cabeza: hijo mío,
no sirves para nada.
Después me fui al colegio
con pan y con adioses,
pero me acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequeño niño,
no sirves para nada.
Vino, luego, la guerra,
la muerte –yo la vi-
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron,
yo, triste, seguí oyendo:
no sirves para nada.
Y cuando me pusieron
los pantalones largos,
la tristeza en seguida
cambió de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.
En la calle, en las aulas,
odiando y aprendiendo
la injusticia y sus leyes,
me perseguía siempre
la triste cantinela:
no sirves para nada.
De tristeza en tristeza
caí por los peldaños
de la vida. Y un día,
la muchacha que amo
me dijo, y era alegre:
no sirves para nada.
Ahora con ella,
voy limpio y bien peinado.
Tenemos una niña
a la que, a veces, digo,
también con alegría:
no sirves para nada.
EL CUENTO
Érase, una vez,
un lobito bueno,
al que maltrataban
todos los corderos,
y había, también,
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un ladrón honrado.
Todas estas cosas
había, una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.
PALABRAS PARA JULIA
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante un muro ciego.
(que llorar ante el muro ciego.)
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida y sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en tí como ahora pienso.
Un hombre sólo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.
Pero cuando yo te hablo a ti
(Pero yo cuando te hablo a ti)
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otros hombres.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella ya verás
(La vida es bella tú verás)
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre acuérdate
(Y siempre siempre acuérdate)
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
JOSÉ ÁNGEL VALENTE
NO INÚTILMENTE
Contemplo yo a mi vez la diferencia
entre el hombre y su sueño de más vida,
la solidez gremial de la injusticia,
la candidez azul de las palabras.
No hemos llegado lejos, pues con razón me dices
que no son suficientes las palabras
para hacernos más libres.
Te respondo
que todavía no sabemos
hasta cuándo o hasta dónde
puede llegar una palabra,
quién la recogerá ni de qué boca
con suficiente fe
para darle su forma verdadera.
Haber llevado el fuego un solo instante
razón nos da de la esperanza.
Pues más allá de nuestro sueño
las palabras, que no nos pertenecen,
se asocian como nubes
que un día el viento precipita
sobre la tierra
para cambiar, no inútilmente, el mundo.
Contemplo yo a mi vez la diferencia
entre el hombre y su sueño de más vida,
la solidez gremial de la injusticia,
la candidez azul de las palabras.
No hemos llegado lejos, pues con razón me dices
que no son suficientes las palabras
para hacernos más libres.
Te respondo
que todavía no sabemos
hasta cuándo o hasta dónde
puede llegar una palabra,
quién la recogerá ni de qué boca
con suficiente fe
para darle su forma verdadera.
Haber llevado el fuego un solo instante
razón nos da de la esperanza.
Pues más allá de nuestro sueño
las palabras, que no nos pertenecen,
se asocian como nubes
que un día el viento precipita
sobre la tierra
para cambiar, no inútilmente, el mundo.
CONSIENTO
Debo morir. Y sin embargo, nada
muere, porque nada
tiene fe suficiente
para poder morir.
No muere el día,
pasa;
ni una rosa,
se apaga;
resbala el sol, no muere.
Sólo yo que he tocado
el sol, la rosa, el día.
y he creído,
soy capaz de morir.
muere, porque nada
tiene fe suficiente
para poder morir.
No muere el día,
pasa;
ni una rosa,
se apaga;
resbala el sol, no muere.
Sólo yo que he tocado
el sol, la rosa, el día.
y he creído,
soy capaz de morir.
LOS NOVÍSIMOS (LOS AÑOS 70)
A estos poetas se les denomina así debido a la antología publicada por José María Castellet en 1970 con el título de Nueve novísimos poetas españoles. Los presenta como rupturistas.
Si hasta ahora toda la poesía de posguerra (excepto la practicada por el Postismo y el grupo Cántico) había sido realista, estos jóvenes autores proponen un cambio radical hacia una literatura de vanguardia, antirrealista y alejada del sentimentalismo.
También rechazaban la tradición literaria española cuya influencia sustituyeron por la de autores en otras lenguas: Rimbaud, Dylan Thomas, Erza Pound…, e hispanoamericanos como Borges, Cesar Vallejo y Octavio Paz. De la tradición española solo salvan a poetas del 27: Cernuda, Aleixandre, el Lorca más surrealista, y a grupos poéticos españoles de posguerra minoritarios, como ya hemos dicho: los postistas –que practicaban surrealismo- o el grupo Cántico.
- Ruptura con el realismo social (poesía individual, alejada de la realidad).
- Experimentación formal (continúa la búsqueda por la voz propia).
- Gusto por el culturalismo (lenguaje culto plagado de referencias mitológicas, bíblicas, literarias, pictóricas o cinematográficas).
- Metapoesía (un tema será la propia creación poética).
- Poetas venecianos.
- Reserva sentimental. El «yo» del autor prácticamente desaparece para que su lugar lo ocupe otro inventado por el poeta. De ahí que con frecuencia los autores busquen personajes de otras épocas en los que representarse. Se emplean recursos como el prosaísmo y la ironía, muy frecuentes en la poesía de la generación anterior.
- Influencia del cine y de los medios de comunicación. Abundan las referencias a películas, canciones populares, personajes famosos…
Temas y estiloA) Temas:- Quizá el principal sea el de expresar un sentimiento o experiencia personal proyectada en algún motivo cultural y erudito (de ahí títulos como Giacomo Casanova acepta el cargo de bibliotecario que le ofrece, en Bohemia, el conde de Waldstein, donde Antonio Colinas proyecta la reivindicación de un mundo libre de prejuicios bajo el pretexto de los últimos días del célebre conquistador).
- Temas derivados de su admiración por la cultura pop: influencias de los cómics, discos, televisión, libros de culto, el cosmopolitismo…
- Rechazan la idea de que el mundo cambie por la poesía, al contrario, suelen ser sarcásticos.
B) Estilo- Su estilo es coloquial, pero busca al mismo tiempo la perfección formal: predominan los versos endecasílabos y alejandrinos acentuados en la sexta sílaba.
- Elaboran alegorías de sus experiencias personales con constantes referencias a hechos culturales.
Este cuidado por la forma se llama refinamiento veneciano: decadentismo esteticista que se relaciona con el Modernismo. Se acercan al hermetismo surrealista: una ruptura de la lógica del significado por medio de símbolos y metáforas.
Jesús Munárriz (fundador y director de Hiperión) es uno de los poetas más importantes de los Novísimos. Leamos su “Manifiesto”:
Manifiesto
en defensa del cardo y de la ortiga,
en defensa del burro y su rebuzno
y de su condición intrascendente,
a favor de los bosques y su antiguo
modo de ser, a favor de la piedra
que el invierno cubrió de oscuro musgo,
para que vivan peces en las aguas,
pájaros en el aire, rododendros
en los jardines, luces en la noche,
y los hombres se olviden de la prisa
con que van a la nada y no se enteran,
víctimas de un progreso establecido,
para que todo cobre otro sentido
una vez asumido el sinsentido
que es todo, y concentrados en su paso
veamos sin dolor pasar el tiempo
y vivamos minutos, horas, días,
bocanadas de ser, riqueza única,
|
para que todo vuelva a ser sí mismo,
lo que pasó, lo que es, lo que perdura,
lo que no deja huella de su paso,
para que no dé miedo tener hijos
ni dejar de tenerlos, y el amor
vuelva a ser verdadero, a ser inmenso,
para poder tomar el sol y el aire
y sentarse en la hierba con la gente
y ponerse a charlar largo y tendido,
a favor del cansancio y del descanso,
a favor de los ciclos naturales
y de la rebeldía ante los ciclos,
por los colores y por los sonidos,
por los gustos, los tactos, los olores,
por el juego y el sueño, y los amigos,
en defensa de lo que se ha perdido,
de la paz verdadera, del sosiego,
de la palabra limpia y del silencio.
|
Poema de Pere Gimferrer, poeta novísimo que aparece en la antología de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles de 1970
Las copas falsas, el veneno y la calavera
de los teatros. García Lorca
Con qué trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso.
El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido
y una gota de plomo hierve en mi corazón.
Llevé la mano al pecho, y el reloj corrobora
la razón de las nubes y su velamen yerto.
Asciende una marea, rosas equilibristas
sobre el arco voltaico de la noche en Venecia
aquel año de mi adolescencia perdida,
mármol en la Dogana como observaba Pound
y la masa de un féretro en los densos canales.
Id más allá, muy lejos aún, hondo en la noche,
sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,
príncipes o nereidas que el tiempo destruyó.
Qué pureza un desnudo o adolescente muerto
en las inmensas salas del recuerdo en penumbra.
¿Estuve aquí? ¿Habré de creer que éste he sido
y éste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?
Qué frágil era entonces, y por qué. ¿Es más verdad,
copos que os diferís en el parque nevado,
el que hoy acoge así vuestro amor en el rostro
o aquel que allá en Venecia de belleza murió?
Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.
Como la vena insiste sus conductos de sangre,
va, viene y se remonta nuevamente al planeta
y así la vida expande en batán silencioso,
el pasado se afirma en mí a esta hora incierta.
Tanto he escrito, y entonces tanto escribí. No sé
si valía la pena o la vale. Tú, por quien
es más cierta mi vida, y vosotros, que oís
en mi verso otra esfera, sabréis su signo o arte.
Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acaso
mintáis a mi tristeza. Noche, noche en Venecia
va para cinco años, ¿cómo tan lejos? Soy
el que fui entonces, sé tensarme y ser herido
por lapura belleza como entonces, violín
que parte en dos el aire de una noche de estío
cuando el mundo no puede soportar su ansiedad
de ser bello. Lloraba yo, acodado al balcón
como en un mal poema romántico, y el aire
promovía disturbios de humo azul y alcanfor.
Bogaba en las alcobas, bajo el granito húmedo,
un arcángel o sauce o cisne o corcel de llama
que las potencias últimas enviaban a mi sueño.
Lloré, lloré, lloré.
¿Y cómo pudo ser tan hermoso y tan triste?
Agua y frío rubí, transparencia diabólica
grababan en mi carne un tatuaje de luz.
Helada noche, ardiente noche, noche mía
como si hoy la viviera! Es doloroso y dulce
haber dejado atrás la Venecia en que todos
para nuestro castigo fuimos adolescentes
y perseguirnos hoy por las salas vacías
en ronda de jinetes que disuelve un espejo
negando, con su doble, la realidad de este poema.
ANTONIO COLINAS
GIACOMO CASANOVA ACEPTA EL CARGO DE BIBLIOTECARIO QUE LE OFRECE, EN BOHEMIA, EL CONDE DE WALDSTEIN
Il vostro passo di velluto
E il vostro sguardo di vergine violata.
Dino Campana
Escuchadme, Señor, tengo los miembros tristes.
Con la Revolución Francesa van muriendo
mis escasos amigos. Miradme, he recorrido
los países del mundo, las cárceles del mundo,
los lechos, los jardines, los mares, los conventos,
y he visto que no aceptan mi buena voluntad.
Fui abad entre los muros de Roma y era hermoso
ser soldado en las noches ardientes de Corfú.
A veces he sonado un poco el violín
y vos sabéis, Señor, cómo trema Venecia
con la música y arden las islas y las cúpulas.
Escuchadme, Señor, de Madrid a Moscú
he viajado en vano, me persiguen los lobos
del Santo Oficio, llevo un huracán de lenguas
detrás de mi persona, de lenguas venenosas.
Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.
Señor, aquí me quedo en vuestra biblioteca,
traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces,
sueño con los serrallos azules de Estambul.
SIMONETTA VESPUCCI (Antonio Colinas)
Il vostro passo di velluto
E il vostro sguardo di vergine violata.
Dino Campana
Simonetta,
por tu delicadeza
la tarde se hace lágrima,
funeral oración,
música detenida.
Simonetta Vespucci,
tienes el alma frágil
de virgen o de amante.
Ya Judith despeinada
o Venus húmeda
tienes el alma fina de mimbre
y la asustada inocencia
del soto de olivos.
Simonetta Vespucci,
por tus dos ojos verdes
Sandro Boticelli
te ha sacado del mar,
y por tus trenzas largas
y por tus largos muslos,
Simonetta Vespucci
que has nacido en Florencia.
Simonetta Vespucci fue la musa del pintor florentino Sandro Botticelli y también su amor imposible. Pintado por Sandro Botticelli entre los años 1482 y 1484, este cuadro constituye su más famosa obra y también una secreta declaración de amor hacia la bella modelo que interpreta a la diosa Venus llegando a la costa: Simonetta Vespucci. La joven era hija de un noble genovés apellidado Cattaneo. Con tan solo 16 años se casó con el florentino Marco Vespucci, vecino y amigo de Botticelli. Cuando el pintor conoció a la joven, se enamoró instantáneamente de ella y la convirtió en su musa y modelo de multitud de sus cuadros. La belleza de Simonetta pronto se extendió por toda Florencia e incluso los hermanos Giuliano y Lorenzo de Médici, mecenas de Botticelli, intentaron conquistarla en numerosas ocasiones. En 1475, durante la celebración de un torneo de justas, fue proclamada “Reina de la belleza”, lo que hizo que su fama como la mujer más hermosa de Florencia se extendiera por toda Europa. Simonetta Vespucci falleció a causa de la tuberculosis el 26 de abril de 1476. Apenas contaba con 23 años. El pintor no pudo soportar la pérdida de su amada, y vivió el resto de su vida obsesionado con su belleza, retratándola en muchas de sus obras. Entre ellas destaca el cuadro "Venus y Marte", en el que los dioses son representados por Simonetta y el propio Botticelli. Casi nueve años después de su muerte, Botticelli finalizó “El nacimiento de Venus” (Galería de los Ufizzi), su mayor homenaje a Simonetta y cuadro que, con el paso de los siglos se convertiría en su obra más representativa. El pintor, que nunca se casó, falleció en 1510 y fue enterrado a los pies de la tumba de Simonetta, en la Iglesia de Ognissanti, tal y como había expresado en su última voluntad. Quizá fue la única forma que encontró para poder pasar a la eternidad junto a la mujer más bella del Renacimiento. Un amor prohibido que marcó la carrera de uno de los grandes pintores del Quattrocento italiano.
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