lunes, 30 de noviembre de 2015

LUIS ALBERTO DE CUENCA EN EL IES "EL BROCENSE"

Luis Alberto de Cuenca nos dio una Lección magistral declamando sus versos para unos jóvenes que le escucharon con admiración y sorpresa al comprobar que la poesía  es también para ellos. Resonó en el aula  el magnífico poema

Collige, virgo, rosas

Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlele los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas
para tus compañeras de colegio. Disfruta
de la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno.
Goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.

Dejó muy claro que es un poeta de línea clara, que se mueve bien entre la guerra de Troya, la Guerra de las galaxias, Juego de tronos y el cómic. Y en este recital estuvo también presente Alicia, su mujer, cacereña y antigua alumna del Instituto.


Paseo vespertino

                                                         para Alicia

Tú y yo, amor, a caballo, por las suaves
laderas de un crepúsculo dorado
que vira a negro, tú y yo, luces tibias
frente a la oscuridad que va anegando
esta parte del mundo, rienda suelta,
sendos halcones en los puños, campo
a través, contra el tiempo de la muerte,
a favor de la vida y del verano,
contra cerrojos, contra cicatrices,
contra el silencio, contra el desamparo,
contra esos templos donde se refugian,
ávidos de mentiras, los malvados,
tú y yo solos en busca de emociones,
medievales y eternos, a caballo,
rumbo a ninguna parte, mientras brota
la orquídea de la noche a cada tranco
y queda atrás, hundiéndose en el polvo,
la borrosa silueta del ocaso,
tú y yo por los países de la bruma,
picando espuelas, dos enamorados
que unen sus corazones en la fronda
donde alumbran, gloriosos, los relámpagos,
y cabalgan oscuros por lo oscuro,
como un rey y una reina destronados.

Luis Alberto de Cuenca se siente cómodo entre los alumnos que estudian el Bachillerato, a los que animó a aprovechar su paso por esta etapa tan importante para su formación cultural, ahora que las Humanidades están en retroceso. Humanista de formación y perteneciente a la generación que José María Castellet denominó la de los Novísimos en su antología de 1970 Nueve novísimos poetas españoles. Ensayista, investigador - su tesis doctoral versó sobre el poeta griego Euforión de Calcis -en el CSIC y letrista de canciones de rock (Orquesta Mondragón y Loquillo). Acaba de publicar un libro de consejos a los jóvenes nacido de una conferencia , Lección magistral (Plataforma). Fue Director de la Biblioteca Nacional y Secretario de Estado de Cultura. Le  ha sido otorgado este año 2015 el Premio Nacional de Poesía por Cuaderno de vacaciones, publicado por la prestigiosa editorial Visor. En 1989 recibió el Premio Nacional de Traducción por el Cantar de Valtario .







Y la biblioteca de Luis Alberto de Cuenca 





LOS NOVÍSIMOS (LOS AÑOS 70)
A estos poetas se les denomina así debido a la antología publicada por José María Castellet en 1970 con el título de Nueve novísimos poetas españoles. Los presenta como rupturistas.
Si hasta ahora toda la poesía de posguerra (excepto la practicada por el Postismo y el grupo Cántico) había sido realista, estos jóvenes autores proponen un cambio radical hacia una literatura de vanguardia, antirrealista y alejada del sentimentalismo.
También rechazaban  la tradición literaria española cuya influencia sustituyeron por la de autores en otras lenguas: Rimbaud, Dylan Thomas, Erza Pound…, e hispanoamericanos como Borges, Cesar Vallejo y Octavio Paz. De la tradición española solo salvan  a poetas del 27: Cernuda, Aleixandre, el Lorca más surrealista, y a grupos poéticos españoles de posguerra minoritarios, como ya hemos dicho: los postistas –que practicaban surrealismo- o el grupo Cántico.
  • Ruptura con el realismo social (poesía individual, alejada de la realidad).
  • Experimentación formal (continúa la búsqueda por la voz propia).
  • Gusto por el culturalismo (lenguaje culto plagado de referencias mitológicas, bíblicas, literarias, pictóricas o cinematográficas).
  • Metapoesía (un tema será la propia creación poética).
  • Poetas venecianos.
  •  Reserva sentimental. El «yo» del autor prácticamente desaparece para que su lugar lo ocupe otro inventado por el poeta. De ahí que con frecuencia los autores busquen personajes de otras épocas en los que representarse. Se emplean recursos como el prosaísmo y la ironía, muy frecuentes en la poesía de la generación anterior.
  • Influencia del cine y de los medios de comunicación. Abundan las referencias a películas, canciones populares, personajes famosos…
  •  Lectura restrictiva de la tradición. Encabezados por Gimferrer, estos poetas buscaron un lenguaje poético exuberante, de procedencia simbolista, surrealista y, sobre todo, modernista. El verso que prefieren es largo y está sujeto a unos ritmos muy marcados, con base endecasílaba y, con más frecuencia, alejandrina.
    Temas y estilo
    A) Temas:
    • Quizá el principal sea el de expresar un sentimiento o experiencia personal proyectada en algún motivo cultural y erudito (de ahí títulos como Giacomo Casanova acepta el cargo de bibliotecario que le ofrece, en Bohemia, el conde de Waldstein, donde Antonio Colinas proyecta la reivindicación de un mundo libre de prejuicios bajo el pretexto de los últimos días del célebre conquistador).
    • Temas derivados de su admiración por la cultura pop: influencias de los  cómics, discos, televisión, libros de culto, el cosmopolitismo… 
    • Rechazan la idea de que el mundo cambie por la poesía, al contrario, suelen ser sarcásticos.

    B) Estilo
    • Su estilo  es coloquial, pero busca al mismo tiempo la perfección formal: predominan los versos endecasílabos y alejandrinos acentuados en la sexta sílaba.
    • Elaboran alegorías de sus experiencias personales con constantes referencias a hechos culturales.
    Este cuidado por la forma se llama refinamiento veneciano: decadentismo esteticista que se relaciona con el Modernismo. Se acercan al hermetismo surrealista: una ruptura de la lógica del significado por medio de símbolos y metáforas.

Jesús Munárriz (fundador y director de Hiperión) es uno de los poetas más importantes de los Novísimos. Leamos su “Manifiesto”:


Manifiesto

en defensa del cardo y de la ortiga,
en defensa del burro y su rebuzno
y de su condición intrascendente,

a favor de los bosques y su antiguo
modo de ser, a favor de la piedra
que el invierno cubrió de oscuro musgo,

para que vivan peces en las aguas,
pájaros en el aire, rododendros
en los jardines, luces en la noche,

y los hombres se olviden de la prisa
con que van a la nada y no se enteran,
víctimas de un progreso establecido,

para que todo cobre otro sentido
una vez asumido el sinsentido
que es todo, y concentrados en su paso

veamos sin dolor pasar el tiempo
y vivamos minutos, horas, días,
bocanadas de ser, riqueza única,


para que todo vuelva a ser sí mismo,
lo que pasó, lo que es, lo que perdura,
lo que no deja huella de su paso,

para que no dé miedo tener hijos
ni dejar de tenerlos, y el amor
vuelva a ser verdadero, a ser inmenso,

para poder tomar el sol y el aire
y sentarse en la hierba con la gente
y ponerse a charlar largo y tendido,

a favor del cansancio y del descanso,
a favor de los ciclos naturales
y de la rebeldía ante los ciclos,

por los colores y por los sonidos,
por los gustos, los tactos, los olores,
por el juego y el sueño, y los amigos,

en defensa de lo que se ha perdido,
de la paz verdadera, del sosiego,

de la palabra limpia y del silencio.




Poema de Pere Gimferrer, poeta novísimo que aparece en la antología de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles de 1970


ODA A VENECIA ANTE EL MAR DE LOS TEATROS


 Las copas falsas, el veneno y la calavera
de los teatros.                                                   García Lorca

Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos.
Con qué trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso.
El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido
y una gota de plomo hierve en mi corazón.
Llevé la mano al pecho, y el reloj corrobora
la razón de las nubes y su velamen yerto.
Asciende una marea, rosas equilibristas
sobre el arco voltaico de la noche en Venecia
aquel año de mi adolescencia perdida,
mármol en la Dogana como observaba Pound
y la masa de un féretro en los densos canales.
Id más allá, muy lejos aún, hondo en la noche,
sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,
príncipes o nereidas que el tiempo destruyó.
Qué pureza un desnudo o adolescente muerto
en las inmensas salas del recuerdo en penumbra.
¿Estuve aquí? ¿Habré de creer que éste he sido
y éste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?
Qué frágil era entonces, y por qué. ¿Es más verdad,
copos que os diferís en el parque nevado,
el que hoy acoge así vuestro amor en el rostro
o aquel que allá en Venecia de belleza murió?
Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.
Como la vena insiste sus conductos de sangre,
va, viene y se remonta nuevamente al planeta
y así la vida expande en batán silencioso,
el pasado se afirma en mí a esta hora incierta.
Tanto he escrito, y entonces tanto escribí. No sé
si valía la pena o la vale. Tú, por quien
es más cierta mi vida, y vosotros, que oís
en mi verso otra esfera, sabréis su signo o arte.
Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acaso
mintáis a mi tristeza. Noche, noche en Venecia
va para cinco años, ¿cómo tan lejos? Soy
el que fui entonces, sé tensarme y ser herido
por lapura belleza como entonces, violín
que parte en dos el aire de una noche de estío
cuando el mundo no puede soportar su ansiedad
de ser bello. Lloraba yo, acodado al balcón
como en un mal poema romántico, y el aire
promovía disturbios de humo azul y alcanfor.
Bogaba en las alcobas, bajo el granito húmedo,
un arcángel o sauce o cisne o corcel de llama
que las potencias últimas enviaban a mi sueño.
                    Lloré, lloré, lloré.
¿Y cómo pudo ser tan hermoso y tan triste?
Agua y frío rubí, transparencia diabólica
grababan en mi carne un tatuaje de luz.
Helada noche, ardiente noche, noche mía
como si hoy la viviera! Es doloroso y dulce
haber dejado atrás la Venecia en que todos
para nuestro castigo fuimos adolescentes
y perseguirnos hoy por las salas vacías
en ronda de jinetes que disuelve un espejo
negando, con su doble, la realidad de este poema.



ANTONIO COLINAS
GIACOMO CASANOVA ACEPTA EL CARGO DE BIBLIOTECARIO QUE LE OFRECE, EN BOHEMIA, EL CONDE DE WALDSTEIN

Il vostro passo di velluto
E il vostro sguardo di vergine violata.

  Dino Campana

Escuchadme, Señor, tengo los miembros tristes.
Con la Revolución Francesa van muriendo
mis escasos amigos. Miradme, he recorrido
los países del mundo, las cárceles del mundo,
los lechos, los jardines, los mares, los conventos,
y he visto que no aceptan mi buena voluntad.
Fui abad entre los muros de Roma y era hermoso
ser soldado en las noches ardientes de Corfú.
A veces he sonado un poco el violín
y vos sabéis, Señor, cómo trema Venecia
con la música y arden las islas y las cúpulas.

Escuchadme, Señor, de Madrid a Moscú
he viajado en vano, me persiguen los lobos
del Santo Oficio, llevo un huracán de lenguas
detrás de mi persona, de lenguas venenosas.
Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.
Señor, aquí me quedo en vuestra biblioteca,
traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces,
sueño con los serrallos azules de Estambul.



SIMONETTA VESPUCCI (Antonio Colinas)
Il vostro passo di velluto
E il vostro sguardo di vergine violata.

Dino Campana

Simonetta,
por tu delicadeza
la tarde se hace lágrima,


funeral oración,
música detenida.
Simonetta Vespucci,
tienes el alma frágil
de virgen o de amante.
Ya Judith despeinada

o Venus húmeda

tienes el alma fina de mimbre

y la asustada inocencia

del soto de olivos.

Simonetta Vespucci,

por tus dos ojos verdes

Sandro Boticelli

te ha sacado del mar,

y por tus trenzas largas

y por tus largos muslos,

Simonetta Vespucci

que has nacido en Florencia.


NOTA 
Simonetta Vespucci fue la musa del pintor florentino Sandro Botticelli y también su amor imposible. Pintado por Sandro Botticelli entre los años 1482 y 1484, este cuadro constituye su más famosa obra y también una secreta declaración de amor hacia la bella modelo que interpreta a la diosa Venus llegando a la costa: Simonetta Vespucci. La joven era hija de un noble genovés apellidado Cattaneo. Con tan solo 16 años se casó con el florentino Marco Vespucci, vecino y amigo de Botticelli. Cuando el pintor conoció a la joven, se enamoró instantáneamente de ella y la convirtió en su musa y modelo de multitud de sus cuadros. La belleza de Simonetta pronto se extendió por toda Florencia e incluso los hermanos Giuliano y Lorenzo de Médici, mecenas de Botticelli, intentaron conquistarla en numerosas ocasiones. En 1475, durante la celebración de un torneo de justas, fue proclamada “Reina de la belleza”, lo que hizo que su fama como la mujer más hermosa de Florencia se extendiera por toda Europa. Simonetta Vespucci falleció a causa de la tuberculosis el 26 de abril de 1476. Apenas contaba con 23 años. El pintor no pudo soportar la pérdida de su amada, y vivió el resto de su vida obsesionado con su belleza, retratándola en muchas de sus obras. Entre ellas destaca el cuadro "Venus y Marte", en el que los dioses son representados por Simonetta y el propio Botticelli. Casi nueve años después de su muerte, Botticelli finalizó “El nacimiento de Venus” (Galería de los Ufizzi), su mayor homenaje a Simonetta y cuadro que, con el paso de los siglos se convertiría en su obra más representativa. El pintor, que nunca se casó, falleció en 1510 y fue enterrado a los pies de la tumba de Simonetta, en la Iglesia de Ognissanti, tal y como había expresado en su última voluntad. Quizá fue la única forma que encontró para poder pasar a la eternidad junto a la mujer más bella del Renacimiento. Un amor prohibido que marcó la carrera de uno de los grandes pintores del Quattrocento italiano.

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